PARA AYUDAR PRIMERO HAY QUE SABER

2 Corintios 4:1

Por lo tanto, ya que Dios, en su misericordia, nos ha dado este nuevo camino,[a] nunca nos damos por vencidos.

Hay dos tipos de misericordia.

  1. La misericordia de Dios, que se ve reflejada en la cruz de Cristo, la misericordia es una expresión del amor, un acto de bondad, compasión, y dice la biblia que Dios renueva cada día su misericordia para con nosotros.
  2. Y la misericordia humana, por ser hijos de Dios, tenemos esa misericordia en nuestro corazón, y nos sentimos bien al ayudar al prójimo. Misericordia es la inclinación a sentir compasión, a pensar lo bueno, a ofrecer ayuda, a perdonar.

Mise= Miseria, necesidad

Cord = Corazón

ia = hacia los demás

¿Ayudaste a alguien últimamente?, ¿en qué forma?

El cuento

Enzo paseaba por la orilla de un riachuelo cuando, de repente, vio un pececito en el agua. A sus seis años, nunca había visto un pez en su hábitat natural.

Vio que el pececito daba pequeños saltos, saliendo un segundo al exterior para volver a zambullirse en el agua, y esto lo llenó de preocupación. Él pensó que el pez se estaba ahogando.

—¡Pobrecito! —exclamó—. ¡Tengo que ayudarlo!

Por suerte, había salido con su cazamariposas y, sin pensárselo dos veces, metió la red en el agua y sacó al pez. Este empezó a agitarse con fuerza, y Enzo pensó que era por la alegría de verse a salvo.

Orgulloso de su gesto, corrió a buscar a mamá para enseñarle su buena acción, mientras el pez se movía cada vez con mayor dificultad.

La madre de Enzo se llevó las manos a la cabeza y, rápidamente, devolvió el pececillo al agua.

El niño empezó a llorar, sin entender nada, muy triste por no haber podido ayudar al pez después de todo. ¡Ahora estaba seguro de que se ahogaría sin remedio!

Cuando Enzo se hubo tranquilizado, su madre le explicó qué eran los peces, dónde vivían y lo que les pasaba al sacarlos del agua.

Al querer ayudarlo y sacarlo de su hábitat, has puesto en riesgo su vida.

 

Enseñanzas:

  • Muchas veces tenemos el impulso de ayudar a los demás sin que nos lo pidan. Es lindo sentirnos útiles, pero, a veces, con esa voluntad de servicio causamos más daño.
  • Hay personas que necesitan caerse para aprender, si hacemos el trabajo por ellas, les estamos negando la oportunidad de crecer y desarrollarse. Por Ejemplo, los padres que siempre le resuelven todos los problemas a sus hijos, el día que no estés van a sufrir.
    • Déjalo que ande sin un mango, no cubras todas sus necesidades, ya cumplido los 18 añitos puede comprarse su propia ropa.
    • Déjalo que se saque un uno, no le hagas la tarea.
    • Deja que resuelva su problema de pareja, no podes salir vos a buscarle novio.

Cuando haces todo por tu hijo, el mensaje no hablado que estas dando al niño… “vos sin mí no podés hacer nada

Cuando pienses en ayudar a alguien, hacete estas preguntas

  1. ¿Estoy seguro que fulano no puede hacerlo el mismo?
  2. ¿Tengo el conocimiento suficiente para ayudarlo, soy competente para esa tarea?
  3. ¿Cómo puedo ayudarlo a sacar su potencial, y que él mismo resuelva su problema?
  4. Y la más importante… ¿Me lo pidió?

El síndrome del salvador

Hay personas que no pueden dejar de ayudar, tienen el síndrome de El salvador, se impone la obligación de resolver problemas ajenos. Ofrecen ayuda, pero en lugar de enseñar a resolver el problema, lo resuelven ellos.

Aquí, en consejerías, viene gente con problemas de dinero, y el líder muchas veces siente la obligación de darle el dinero… y son personas que viven endeudadas, se la pasan pidiendo, de iglesia en iglesia, y mientras le resolvamos el problema y no lo guiamos a resolverlo, no van a salir.

El origen del problema

Seguramente, si de chico, te pusieron en el lugar de papa o mama, cumpliste un rol que no te correspondía, o porque tus padres se separaron y ahora vos sos EL HOMBRE DE LA CASA, ahora vos sos la MAMA de tus hermanos, de chico te cargaron la responsabilidad de cuidar a mama, a los hermanos, ya creciste resolviendo problemas, rodeado de gente que te necesitaba.

Y ahora de grande, necesito que me necesiten.

La solución

1.VOY A DEJAR DE SER EL SALVADOR, PARA SER UN IMPARTIDOR DE FE.

No pierdas la capacidad de ayudar, pero enseñando a que cada uno resuelva sus problemas… si el problema es tuyo, la solución está dentro tuyo.

2.Voy a aprender a decir que no, y poner límites.

No voy a cargar problemas ajenos.

3.Voy a usar el método de Dios

Cuando el apóstol Pablo le pidió a Dios que lo ayudara aliviándolo de su dolor, Dios no le solucionó el problema, simplemente le dijo «Bástate en mi gracia», en otras palabras, con lo que ya te di, te alcanza para seguir adelante.

La característica real del ser humano no es su poder, sino su debilidad, porque cuando soy débil, el poder de Dios se manifiesta en mí. Entonces, lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil.

Soy un Impartidor de fe

VOY A DEJAR DE SER EL SALVADOR, PARA SER UN IMPARTIDOR DE FE.

No tenés que salvar a todo el mundo, solo tenés que impartir FE.

Cuando Dios le impartió fe a Gedeón, éste sacó a trescientos valientes que estaban con él en la cueva; porque cuando Dios levanta a uno con fe, ése impartirá a otros valientes que también estaban en una cueva.

David le tiró la piedra a Goliat y lo derribó. El ejército de Israel por cuarenta días había estado muerto de miedo, pero David tomó la espada y le cortó la cabeza, y cuando levantó la cabeza del gigante, todo el pueblo gritó: “Vive Jehová de Israel…”, corrieron y mataron a todos los filisteos. Porque basta que uno sólo se llene de fe, para que su familia, sus amigos y compañeros también reciban una impartición de fe.

Voy a impartir Fe con mis heridas

Mis heridas serán una señal de fe para otros

Un día Jesús resucitado le dijo a Tomás: “Toca mi costado, mi mano, esta herida un día sangró, pero ahora está sana, y todavía tengo la marca porque ahora es una señal de que resucité”

Todas las heridas de tu pasado serán cicatrizadas, y cuando las muestres vas a decir: Sí, pase por momentos difíciles, me quedó la marca, pero no sangra más, porque el Padre me ha sacado de la muerte y ahora camino en victoria.

Tus heridas serán una señal de fe para otros .

Dios te deja los recuerdos para que los muestres y te digan:

¿Cómo te violaron, te pasó eso y cómo lo soportaste, ¿Cómo es que no te mataste?

“Un día me quise matar, un día sangré por ahí, pero el Padre vino, puso su mano, me sanó, y dejó el recuerdo para que te lo muestre y diga: si Dios lo hizo conmigo lo hará también con vos.”

Soy una semilla

VOY A DEJAR DE SER EL SALVADOR, PARA SER UNA SEMILLA

La gente te echa tierra para sepultarte, pero no pueden matarte ni enterrarte, porque sos una semilla y volverás a crecer.

Parece que estás bajo tierra muerto, pero sos una semilla que volverá a salir otra vez.

Sos una semilla, nadie puede destruirte, Jesús dijo: Nadie me quita la vida, yo la pongo y la vuelvo a tomar porque soy una semilla, nadie me puede sepultar lo único que harán es sembrarme otra vez.

Las deudas, la enfermedad te sepultaron, tranquilo, porque pronto estarás otra vez caminando en victoria, porque sos la semilla de Dios.

Dejá que te critiquen; sos una semilla, deja que Dios aumente tu fe, porque el justo se cae pero vuelve a levantarse.

Deja de ver a Dios como el ayudador, que tu relacion con El se base en el amor no en la necesidad.

Cuando estamos enfermos vamos al médico, al abogado cuando tenemos problemas legales; o sea, son relaciones que se basan en una necesidad, que, una vez que se soluciona, despedimos al profesional y seguimos nuestro camino hasta que vuelva a aparecer otra.

Dios no quiere que nuestra relación con Él, sea sólo para pedir y cubrir una necesidad.

Cuando nos encontramos con un amigo, la cita no se basa en una necesidad sino en el amor.

Esa es la relación que debemos tener con Papá; cantarle porque le amás y Él te amó primero; porque sos suyo, su semilla, y no importa cuanta tierra te hayan echado encima, volverás a crecer otra vez.

Pr. Alberto Antúnez

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